En México, las probabilidades de que mueras en un choque o atropellado son muchas: de cada 100 mil mexicanos, 12.4 mueren en hechos de tránsito.
Foto: Marcha Quiero Confiar 2014
Estos datos fueron reafirmados en el recién publicado informe del Consejo Nacional para la Prevención de Accidentes.
“Del total de defunciones por siniestros viales en México en 2018 (15,574), los peatones son quienes concentran el mayor porcentaje de fallecimientos: 3,587 atropellamientos fatales (23.0%)”.
ST-CONAPRA 2021.
El domingo pasado, en mi columna Los ciclistas violentos señalé a un grupo de ciclistas que han decidido exigir una solución con bloqueos viales (incluyendo al transporte público) y no con mesas de trabajo con la autoridad.
Y apunté el riesgo de que intereses ajenos a sus demandas se comiencen a colgar de sus acciones. No quito el dedo de ese señalamiento. En tiempos electorales eso va a ocurrir.
Pero reconozco que ese día, uno después de la golpiza que oficiales de tránsito propinaron a quienes se manifestaban, lo menos importante era emitir mi opinión sobre las formas de exigir seguridad vial.
Reafirmo que, en mi particular punto de vista, bloquear el paso al transporte público y pedir la renuncia de funcionarios, no soluciona el problema de la inseguridad vial.
Este problema que azota a todo el país, requiere de un enfoque sistémico: normas, infraestructura y comunicación, principalmente.
Movernos no es un privilegio o un pasatiempos. Es un derecho que, increíblemente, apenas el año pasado se reconoció en nuestra constitución.
El hartazgo ante la inseguridad vial es colectivo y ha llegado al límite.
Aun así, lo más importante en este momento es señalar que el objetivo que buscan, tanto grupos que piden la creación de un Consejo Asesor Ciudadano, como los que exigen las renuncias de funcionarias, es “no más muertes viales”.
No veo que tanto el pliego petitorio del colectivo #JusticiaParTodxs como el de la Alcaldía de la Bicicleta y grupos afines sean incompatibles.
Ambos, sin pronunciarlo, coinciden los objetivos de la Declaratoria de Estocolmo: reducir al 50 por ciento las muertes y lesiones graves por hechos de tránsito.
Que cabe mencionar, dicho documento fue firmado por el gobierno de México. Es la segunda oportunidad que tenemos como país para cumplir con el Decenio por la Seguridad vial.
Podemos exigir a las autoridades, tanto de la CDMX como de todas las entidades federativas que firmen un compromiso de reducir a la mitad las muertes y lesiones graves.
Que tengan datos abiertos para darles seguimiento y crear observatorios ciudadanos que vigilen su progreso.
No veo imposible que las marchas que se están organizando cada viernes reúnan, tanto a grupos que han sido más enérgicos (yo los nombré poco sesudos y pido una disculpa), como a quienes han sido más “institucionales”.
Por último, comparto que mi columna fue escrita desde la rabia que me dio ver a más de un ciclista reventado a golpes y a más de un personaje incendiario de las redes sociales sin un solo rasguño.
La exigencia por una seguridad vial camina por una cuerda muy delgada que puede ser agitada por la desunión e intereses políticos.
No quiero sumarme a una pelea que nos haga perder el foco. Ante la inseguridad vial, podemos ir juntos.