Triciclos de comida en la ciudad de México

Aporofobia a los triciclos de comida

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El comercio en el espacio público nos ha acompañado, como humanidad miles de años.

Y es que, fuera de los últimos 100 años de nuestra existencia, el espacio público era donde nos encontrábamos, enamorábamos, discutíamos, protestábamos y también donde nos surtíamos de bienes sin recorrer una mayor distancia.

Me atrevo a decir que el comercio en el espacio público es inherente a nuestra humanidad; lo vemos en India y China, pero también en, por ejemplo, París alrededor de la Torre Eiffel donde vendedores de crepas, llaveros y donas pululan en temporadas turísticas. 

triciclos de comida en la colonia Condesa
Vendedor de jugos y fruta, y de tacos de canasta. (Foto: Ari Santillán)

O en Nueva York, con sus músicos callejeros y en la Ciudad de México, donde podemos salir corriendo cada que escuchamos sus característicos sonidos para comprar un pancito, un tamalito, unos taquitos de canasta, afilar nuestros cuchillos.

Con la era industrial y el capitalismo, empezamos a pensar que necesitábamos calles ordenadas, pulcras, donde no cabían las y los pobres que “afeaban” el paisaje. 

Aporofobia: Repugnancia o temor obsesivo a la pobreza y a toda aquella persona que es pobre.

Así comenzó una cacería que sigue hasta nuestros días contra quienes encuentran en el comercio en el espacio público una forma de subsistencia y que no cumplen con las medidas de blanqueamiento que exigen algunas personas.

Triciclos de comida sí, pero no en mi colonia

Ver al de los tamales en Netflix y votar por las tlayudas en su encuesta de “street food” (que, literalmente significa “comida callejera”) nos llena de orgullo.

triciclo de carga con garrafones de agua
Repartidor de agua sobre su triciclo. (Foto: Bicla de mis amores)

Pero que no se pongan en una colonia de alto poder adquisitivo donde sus empleados, también precarizados (choferes, trabajadoras del hogar, vallet parking, meseros, etc) encuentran una manera de alimentarse a un costo asequible.

No neguemos la realidad

Algunos de los argumentos a favor de la confiscación de los triciclos de comida por parte de la alcaldía Miguel Hidalgo giran en torno a que éstos no pertenecen a las personas que los trabajan, sino a líderes que explotan y precarizan aún más a la” banda del pedal”, lo cual muestra una realidad profunda en nuestra ciudad y país.

Triciclo de comida cargado de raspados
Vendedora de raspados empuja su triciclo por la Ciudad de México. (Foto: Bicla de mis amores)

Pero, ¿la solución es quitar esas herramientas de trabajo dejando sin ingreso y afectando más a quienes los trabajan?

Al final, los bicioficios son el final de una larga cadena productiva que involucra, por ejemplo, a panaderías o personas o empresas que hacen tamales, por mencionar solo dos. 

Y que son una forma sustentable de acercar sus productos a la persona consumidora pues no contaminan, no ocupan demasiado espacio público, se pueden mover fácilmente y generan fuentes de empleo, tanto de “líderes” “malos”, como de familias, cooperativas, empresas y “líderes” “buenos”.

Por último, no deja de ser preocupante que el operativo en el que se confiscaron 140 triciclos de comida en la alcaldía Miguel Hidalgo se haya acotado a dos colonias de alta plusvalía (Polanco y Granadas), mientras en la Anáhuac, Escandón, Pensiles y otras siguen siendo esperados por cientos de person… Perdón, ya llegó el triciclo del pan.

Y sí, soy vecino de la alcaldía Miguel Hidalgo. Y sí, veo mucho clasismo en este decomiso. Y sí, no vamos a descansar hasta que la dignidad se haga costumbre y hasta que esos 140 triciclos vuelvan a acercarnos el pancito, el tamalito y el taquito de manera digna con el que lo maneja.

Ari Santillán

Periodista y activista por la movilidad urbana sostenible.

2 comentarios

  1. […] Activistas han respondido que es irresponsable dejar sin trabajo a las personas que venden comida en triciclos en una época de crisis económica como la que se atraviesa actualmente. […]

  2. […] funcionarios de la Alcaldía Miguel Hidalgo han sido los primeros en sufrir las consecuencias de esta falsa premisa, sin lograr fundar sus actos de autoridad para decomisar triciclos, mucho menos enmarcarla en una […]

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