De acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), México es el segundo país con mayor obesidad, sólo debajo de Estados Unidos.
Para medir la obesidad y el sobrepeso, la Organización Mundial de la Salud (OMS) utiliza el Índice de Masa Corporal (IMC).
Un IMC igual o superior a 25, significa sobrepeso; un IMC igual o superior a 30, significa obesidad.
¿Qué tal si, para combatir este grave problema de salud pública, decidiéramos aumentar los índices porque “los límites son inconsistentes” con la población mexicana “justamente por sus características físicas”?
Algo similar ocurrió ayer, cuando la Secretaría de Movilidad de la Ciudad de México anunció la “reclasificación” de 11 avenidas para aumentar los límites de velocidad de 50 kph a 80 kph.
Andrés Lajous, titular de esta dependencia, declaró que:
“El problema es que poner límites de velocidad que son inconsistentes con la infraestructura, genera que no se respete por razones estructurales…. Lo que se hace es subir el límite de velocidad en esos tramos, justamente por sus características físicas (…) en vías con esas características a 50 km/h o a 80 km/h no se garantiza la seguridad de ciclistas. Precisamente por las características de la infraestructura”.
Andrés Lajous, Secretario de Movilidad CDMX
Andrés quiso curar la obesidad agregándole hoyos al cinturón. No importa que la velocidad cobre miles de vidas al año en el país, habrá menos conductores irresponsables por decreto.
Andrés, me sorprende que a ti y a tu equipo se les tenga que recordar:
La velocidad mata.
La infraestructura educa.
Los cambios de cultura vial también se logran con cambios en la infraestructura.
Y por último: las batallas ganadas desde la sociedad no se pisotean.