Casi 7:15 pm y con una amenaza de lluvia salí hacia la Nike Store de Teotihuacán (La Condesa).
No estaba seguro que hubiera mucha gente, debido al clima. Giré en la última esquina y me encontré un par de bicicletas afuera de la tienda, adentro… unas 150 personas ya compartían la fiesta previa a la rodada rumbo al bar Pasagüero.
Entre cascos y bicis fui reconociendo a la banda. De bienvenida, un trago de bebida energética para animarse.
La brizna se intensificaba poco a poco pero no pasaba de ser una amenaza.
El cartel de esta fiesta de ciclistas pintaba muy prometedor: una rodada nocturna, la presentación del documental Dos Ciclos, Goldsprints (carreritas en bici fija) y Panóptica tirando beats como cereza del pastel.
Una hora después Jorge Sequeiros de México Fixed tomó el altavoz para anunciar la entrega de brazaletes, spokecards y boletos para la rifa que patrocinó la tienda Poeple for Bikes.
Se comenzaron a encender los ánimos. Cada vez más bicis.
A las 9 salió la caravana tomando las calles de La Condesa hasta llegar a Reforma, donde el carril para bicis fue insuficiente, asunto que le da la razón a los urbanistas que no están a favor de estas construcciones.
Se tuvo que ocupar el carril lateral de la avenida más vistosa del DF, donde los automovilistas nos veían pasar desde su frustración hecha ruido a través del claxon.
Así llegamos al Centro Histórico, a la calle de Motolinia, donde está el Pasagüero, que a pesar de recibir cada semana diversos públicos, jamás había sido parte de una escena como la que se imprimió la noche del jueves.
Casi 200 ciclistas estacionaron sus vehículos de motor humano a lo largo de un rack provisional que se desbordaba.
Los que no alcanzaron espacio usaron las rejas de algunos locales que ya habían cerrado.
La hilera de gente serpenteaba a lo largo de la calle para entrar al Pasagüero, en tanto, adentro se preparaban las bicicletas sobre los rodillos para los goldsprints.
Hubo buenos encuentros, algunos demostraron ser sprinters natos, otros se lanzaron a la aventura y bajaron con piernas temblorosas, pero todos con la adrenalina a tope que se conectó con la primera llamada del documental “Dos ciclos”.
Se apagaron las luces y las primeras escenas aparecieron en las pantallas.
Este filme se presentó recientemente en el Bicycle Film Festival en Nueva York, y se convirtió en la primera participación mexicana en este festival. La de ayer, fue la primera presentación en México.
Es un ejercicio visual bien logrado en fotografía, aunque con poco contenido documental, sin embargo logra plasmar una postal de lo que es el ciclismo urbano y específicamente el fixed en México.
El ambiente no cesó ni un segundo. Justo al finalizar la proyección se escucharon los primeros sampleos de Panóptica.
De ahí para adelante la banda ciclista no dejó de brincar y de hacer rueda para el baile. Tal vez demostrando que lo de los ciclistas son las ruedas, cualquiera que sea el caso.
La fiesta continuó con la rifa y más música y más Goldsprints, y también más cerveza y mezcal.
Salí del lugar antes de tener que recurrir a las llantitas para guardar el equilibrio y regresar a casa.
Afuera un amigo se había quedado sin llanta y le ofrecí un aventón. Otra aventura que sirvió para sudar las toxinas.
En el recuento me di cuenta que el ciclismo en México está llegando a muchas zonas, y que está creciendo gracias a la comunidad que genera.
En la fiesta había diseñadores, mecánicos, productores, distribuidores, todos del mundo de la bici, y todos sumándose a una maquinaria que crece y se mueve rápido.
¡Que siga la fiesta y que siga creciendo esta comunidad!